Iba como un loco

Las buenas marcas son el resultado de una planificación mental y física que está determinada por aspectos como la alimentación, el entrenamiento, la recuperación y el seguimiento estricto de unos objetivos estratégicos.

Tener una forma física que te haga mucho más fácil el día a día, con la que te canses menos en el trabajo, te mantenga en un peso saludable, te ayude a adelgazar, mejore tu autoestima, la actitud ante la vida y con ello la imagen que das a los demás y cómo te ven ellos a ti, cuesta muy poco esfuerzo, unos minutos de dedicación al día y unos 5 o 6 días por semana.



Ojalá hubiera sabido esto cuando empecé a hacer ejercicio hacia el año 1996 en el que salía a correr de lunes a viernes sin escuchar mi cuerpo y lo que es peor sin estirar lo suficiente. Por si fuera poco un amigo que andaba mejor que yo me animó a participar en carreras populares con lo que cada vez me picaba más con los tiempos, quería aumentar mis entrenamientos y como consecuencia de todo me lesionaba cada 3 o 4 meses, pero lo peor es que paraba a recuperarme, ralentizaba el ritmo pero eso no era lo que necesitaban mis anquilosados músculos que pedían a gritos ser recuperados cada día. Como resultado de estos problemas incluí una serie de estiramientos en mi rutina de ejercicios, sin embargo aún me faltaba la otra mitad en importancia que era controlar mi entrenamiento porque hasta entonces eran mis ansias de superación lo que podían conmigo.







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Copiaba cada modelo que veía en una revista, libro o a un deportista de élite en la televisión, si ellos hacían entrenamiento fraccionado (repeticiones) allí iba yo a hacer lo mismo pero de cualquier manera claro, sin saber ni qué distancia hacer ni marcarme un tiempo objetivo ni saber cual era ese tiempo ni cuanto descansar… nada de nada, todo a lo loco. Y en unos años ya entrenaba todos los días de la semana y cinco o seis de ellos dos veces al día, una al levantarme, media hora de carrera suave antes de desayunar y después hacia las 8 de la tarde el entrenamiento normal, me marcaba así 120 kilómetros semanales y sí, es verdad que mejoré bastante y hasta yo creía que eran las mejoras apropiadas para el esfuerzo que yo hacía pero estaba muy lejos de lograr los tiempos que hice estos últimos años con mucho menos entrenamiento y una buena planificación del mismo.



Todo aquello terminó cuando aprendí a entrenar bien, hice el curso de entrenador nacional y me fui aplicando las pautas necesarias para lograr los objetivos que quería, paso a paso, siguiendo fríamente una estrategia y cumpliendo una a una las metas que necesitaba. Sólo de esa manera he conseguido llegar hasta donde estoy ahora, he aprendido también a escuchar a mi cuerpo para evitar las lesiones por sobreesfuerzo, entreno lo necesario para no perder una forma general buena y cuando quiero preparar alguna carrera popular o mejorar mis tiempos en una distancia, planifico con tiempo suficiente los entrenamientos para que llegado el día de la prueba haga lo que quiero, yo domino la distancia que me propongo hacer y aunque no consiga el tiempo que me he propuesto sé cual puede haber sido el fallo y siempre me quedo cerca para conseguirlo en el próximo intento, de esa manera la última competición que hago siempre será la mejor que haya hecho nunca.

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