Lo más sencillo y natural siempre es la solución más efectiva y económica.
Como cada año en esta época los
días son más largos, hace más calor, salimos más a la calle y de repente, a
todos parece entrarles unas ganas atroces de perder peso y sacar a la luz ese
escultural y musculoso cuerpo que todos llevamos dentro.
Para aprovecharse de esta obsesión “natural” aparecen
multitud de dietas que prometen hacernos perder peso en unas pocas semanas… y
muchas de ellas lo consiguen.
Por supuesto, ya que la temporada para llevar poca ropa es
corta en estas latitudes planetarias y poco duran también los meses en los que
se puede lucir el cuerpo, el riesgo a correr es perfectamente asumible,
incluido el de ganar de nuevo los kilos velozmente perdidos, en plan yo - yo,
porque después volveremos a embutirnos en jerseys y abrigos.
A quien le parezca que esta es la forma correcta de hacer
las cosas o le resulte más fácil, adelante, yo no voy a ser quien impida a
nadie atiborrarse de pastillas y batidos sustitutivos de comidas ni quien haga
de sus comidas familiares y festivas un infierno de provocaciones. Cada uno ya
es mayorcito para saber como gestionar su salud y estética, sin embargo jamás
voy a promover un estilo de alimentación que sea incompatible con una nutrición
equilibrada, basada en la realización de un ejercicio suave y diario y la regla
del 60-15-65-20, no se trata del número de teléfono del dietista extranjero del
año, sino de las cifras que han de cumplirse para bajar peso como es debido, de
acuerdo con mantener una buena salud, adelgazar despacio y comiendo de todo.
Así es, comiendo de todo, que no, cuanto quiera, y haciendo
ejercicio, porque la piel debe ir volviendo a su lugar para no tener un cuerpo
fofo y además hay que reeducar al metabolismo a hacerlo eficiente, comiendo lo
necesario, sin acumular toxinas, ni grasas, ni azúcares ni facilitar la
aparición de algunos cánceres como de colon o hígado, diabetes, malas
digestiones o acidez estomacal.
Como dice Carmen Machi en el anuncio de un conocido yogur,
lo normal es sentirse bien, y eso puede conseguirse de la siguiente manera: con
60 minutos de ejercicio suave diario o 4-5 días por semana mínimo, limitando la
cantidad de proteínas a un 15% de la dieta 0,8 gramos por kilo de
peso, aumentando los carbohidratos a 65% vuelve a comer con pan y dejando las grasas en
el 20%, pero no untes en el aceite del plato.
Lógicamente dependiendo de cada uno habría que hacer una
reestructuración de sus comidas, añadir algunas cosas y quitar otras, yo
recomiendo siempre empezar por añadir, ¡oh sorpresa!, unos potentes suplementos
antioxidantes y "devora" grasas sin parangón de todos los sabores y colores que
por si fuera poco son muy económicos y los venden en el mismo lugar donde cada
uno haga la compra, llamados: frutas y verduras, de todo tipo, de temporada, en su punto de maduración y cuanto más
crudas o cocidas al vapor mejor.
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Si después se empiezan a quitar refrescos azucarados y
mantequillas, vas por buen camino y cuando con el tiempo te veas a ti mismo
cocinando igual que tu abuela, ya solo es cuestión de tiempo, te garantizo que
los kilos que pierdas no van a volver. Ahora lo único que falta es hacer más
ejercicio para que esos músculos aletargados comiencen a aflorar y puedas
presumir de abdominales, porque sin movimiento no hay cuerpo danone.
Esta claro, lo mas natural es sencillo y a la par, economico
ResponderEliminarHace semanas comencé a practicar tus consejos, mis analisis de sangre han mejorado, baje el colesterol un 30%, entreno mejor sin medicamentos y gastando menos porque como menos carne y embutidos, asi que gracias, esto funciona ;)
ResponderEliminarGracias J. Ramón, has experimentado lo mismo que muchas más personas que conozco y aprendieron a ALIMENTARSE ¡enhorabuena!
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